jueves, 27 de mayo de 2010

Sensatez

Siempre he creído que los colombianos somos bastante insensatos. No queremos elegir un líder, queremos elegir un Dios todopoderoso, que se encargue de hasta el más mínimo detalle, de manera que no sea necesario preocuparse por ningún acontecer nacional y que cuando éstos sean infortunados podamos culpar enteramente a alguien.

Al principio nos dejamos llevar por la euforia, el júbilo, la emoción de la participación ciudadana que para el pesar de este país dura sólo el periodo de elecciones. Ensalsamos y apoyamos a nuestros candidatos de tal manera que hasta llegamos a cambiar principios de pensamiento sólo por estar de acuerdo con su opinión.

Contrario a lo que piensa la mayoría de fanáticas y fanáticos políticos que por estos días invaden mi correo electrónico con una cantidad alarmante de aburridos, mal redactados y molestos mensajes de propaganda, creo que reconocer que el candidato o candidata presidencial que apoyamos (cualquiera que éste sea) carece de algunas habilidades, comete errores y ciertamente no debería hablar de algunos temas que no maneja apropiadamente, no es una forma de aceptar que no es el mejor entre el grupo de candidatos, por lo contrario, creo que ésto le da más fuerza al reconocer que sus seguidores son tan sensatos que saben realmente qué pueden y qué no pueden esperar de él o ella.

En días pasados tuve la oportunidad de presenciar un discurso del candidato que me simpatiza. Después de escuchar las palabras de su fórmula vicepresidencial y sus colaboradores, la cosa iba bastante bien, sin embargo, cuando llegó su turno de utilizar las palabras, dejó claro que de elocuencia y don de gente, poco. Esto sumado a algunas declaraciones que sencillamente no debió hacer, me hicieron replantear mi decisión. Sin embargo, cuando puse en la balanza todo lo bueno y lo malo no sólo de él, sino del resto de candidatos, descubrí que a pesar de sus resientes e infortunadas declaraciones, tiene el plan de gobierno con el que más me identifico y el mejor grupo de colaboradores, por eso decidí seguir apoyándolo.

No es sensato pensar que podrá hacerlo todo bien, sin cometer error alguno, es sensato pensar que estamos eligiendo un grupo de ideas y personas en el que nosotros mismos debemos incluirnos, porque al elegirlo ya hacemos parte de él. Un gobierno no es un presidente, un gobierno son todas las personas que él representa y como parte del grupo debemos aceptar responsabilidades y logros y no hacernos los que no sabíamos en momentos de crisis. Por supuesto cometeremos errores, pero ahí estaremos para debatir, para decidir por el bien común, de eso finalmente se trata.

martes, 25 de mayo de 2010

Una rosa para Dylan Thomas

Comparto este maravilloso poema de la poeta colombiana María Mercedes Carranza.


Una rosa para Dylan Thomas - María Mercedes Carranza

Murió tan extraña y trágicamente como había vivido, preso de un caos de palabras y pasiones sin freno... No consiguió ser grande, pero fracasó genialmente...
D.T.


Se dice: "no quiero salvarme"
y sus palabras tienen la insolencia
del que decide que todo está perdido.
Como guiado por una certeza deslumbrante
camina sin eludir su abismo;
de nada le sirven ya los engaños
para sobrevivir una o dos mañana más:
conocer otro cuerpo entre las sábanas destendidas
y derretirse pálido sobre él
o reencontrarse con las palabras
y hacerlas decir para mentirse
o ser el otro por el tiempo que dura
la lucidez del alcohol en la sangre.
En la oscuridad apretada de su corazón
allí donde todo llega ya sin piel, voz, ni fecha
decide jugar a ser su propio héroe:
nada tocará sus pasiones y sus sueños;
no envejecerá entre cuatro paredes
dócil a las prohibiciones y a los ritos.
Ni el poder ni el dinero ni la gloria
merecen un instante de la inocencia que lo consume;
no cortará la cuerda que lleva atada al cuello.
Le bastó la dosis exacta de alcohol
para morir como mueren los grandes:
por un sueño que sólo ellos se atreven a soñar.